¡¡¡ALTO A LA SOBREPROTECCIÓN FAMILIAR!!!
Diario Digital sin Fronteras
>LA VOZ DEL PERÚ>
Director: Víctor Hugo Cárdenas Torres
Reg. N°811 del Colegio de Periodistas del Perú
Después de algún tiempo, ayer estuve por la Plaza de Armas de San Vicente de Cañete, donde me rencontré con un grupo de amigos a los que no veía por mucho tiempo. Motivo para charlar largo y tendido sobre la situación personal y familiar de cada uno.
Coincidimos en conceptuar que uno de los factores más negativos que afectan los Proyectos de Familia Exitosa, es La Sobreprotección a los Hijos, confundiendo "Comodidades Materiales" con Buena Calidad de Vida.
Regalar de todo a los hijos, sin exigir la contraparte en responsabilidades que ellos deben asumir, es hacerles un daño irreparable, porque se les acostumbra a la vida fácil. Los hace totalmente dependientes de los padres, anulando sus propias iniciativas personales,limitando el desarrollo de sus cualidades naturales. En líneas generales se les frustra como personas. Las nefastas consecuencias de la sobreprotección, se reflejan en toda su dimensión, cuando los padres sobreprotectores o se divorcian y/o dejan de existir, los hijos sobreprotegidos quedan desguarnecidos física y psicológicamente ante un espinoso mundo real, que no es precisamente la burbuja paradisíaca en que vivió.
Otro factor negativo que atenta contra Los Proyectos de Familia Exitosa, se produce cuando los hijos (as) recién casados, llevan al cónyuge a vivir en la casa de sus padres, donde los progenitores se sienten obligados a seguir manteniendo las necesidades básicas de sus nuevas familias, aumentando sus estresantes preocupaciones habituales. Esta forma de sobreprotección también es nociva, porque los hijos (as) no se preocupan en tener la casa propia, no se preocupan en comprar sus propios implementos de sala, comedor y cocina, entre otras necesidades, porque siguen utilizando las propiedades de los padres.
En lo personal, agradezco infinitamente a Jehová, que tanto mis hijos hombres y mujeres, todos casados, formaron sus propias familias y vienen construyendo sus propias hogares, priorizando la inversión de sus recursos humanos y económicos en la educación de sus hijos, de lo que, conjuntamente con mi esposa Ulda Elizabeth, nos sentimos sumamente orgullosos y felices.
