El destino de un país democrático depende básicamente de la decisión de sus electores, de allí la expresión:"los pueblos tienen los gobernantes que se merecen". La Constitución Política del Perú y las leyes electorales, otorgan a sus electores-cada cinco años- todos los poderes para que a través del voto libre y democrático elija a sus gobernantes. Consecuentemente, sus resultados son de entera responsabilidad de los electores. A sabiendas que en el Perú no existe la revocatoria para Presidente de la República ni para Congresistas. De manera, que no hay lugar a posteriores pataleos.
En buen romance, un grupo de electores deciden el destino de un país. A la luz de los resultados de la primera vuelta electoral, quiénes nos endilgaron a Keiko Fujimori Higuchi y Pedro Pablo Kuczynski para definir el sillón de Pizarro en segunda vuelta electoral, decidieron que en el próximo quinquenio: En el Perú no cambie nada, decidieron que siga imperando el modelo económico neo-liberal que se implementó en las últimas décadas y que mantiene a la mayoría de los peruanos en un statu-quo de desigualdades.
De manera que, los que mantenemos incólume nuestra posición principista, de inquebrantable identificación con los sagrados intereses del pueblo peruano, retornaremos a las urnas, pero con un pañuelo rociado de alcohol para cubrirnos la nariz a la hora de votar. Hay que votar por mantener vigente nuestro endeble sistema democrático y, porque hay que votar por el mal menor. ¡¡¡Dios nos coja confesaos!!!
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