Hoy domingo 02 de diciembre del 2018, pido permiso señores, para escribir unas líneas rememorando el intenso trajinar terrenal que desplegó dinámicamente mi recordado padre PABLO MIGUEL CÁRDENAS HUAMÁN, hombre de espíritu espartano, que nunca se amilanó ante los peores avatares de la vida.
Guardo inolvidables recuerdos de él, porque tuve el privilegio de acompañarlo en su intenso trajinar por los caminos del Perú, realizando la actividad comercial que lo apasionó:Acopiador de Algodón ("Oro Blanco"), de la variedad Tanguis que se cultivaban en los valles de Cañete, Chincha, Pisco, Ica,Palpa y Nazca por el Sur Medio. Asimismo, en los valles de Huaral, Huacho y Barranca en el Norte Chico y, el finísimo Algodón Pima que se cultivaba en el ensoñador Valle de Piura.
De aquellas épicas jornadas, aprendí de mi padre aspectos básicos que marcaron mi vida: Cariño, tesón y lucha indesmayable por los ideales y metas que nos fijamos. Responsabilidad para honrar los compromisos que se asumen. Espíritu fraterno y solidario con nuestros hermanos trabajadores. Conocer y respetar los usos y costumbres de los diversos pueblos de la maravillosa nación peruana, Ser honestos, equitativos y perseverante en toda actividad que emprendamos, entre otros valores que moldearon mi modesta personalidad.
En este contexto, mi padre dejó huellas indelebles por todo lugar donde transitó, ganándose el aprecio de quienes lo conocieron y trataron.
Pablo Miguel Cárdenas Huamán, nacido en la ciudad de Chincha, era un tipo temperamental y apasionado en todo lo que hacía, muchas veces llegando al límite de la intolerancia, como todo ser humano con virtudes y defectos. Entre sus lemas, recuerdo que nos decía:"Donde manda capitán, no manda marinero", dejando en claro su principio de autoridad. "Si vas a hacer algo, hazlo bien o no lo hagas", emplazandonos a cumplir nuestras funciones a cabalidad.
Hoy mi añorado padre descansa en el camposanto del distrito de Imperial-Cañete, lugar que adoptó como su segunda cuna terrenal, al lado de mi recordada madre Irene Graciela Torres Díaz y de mis entrañables hermanos Luis Miguel, Jorge Luis, Aurora Graciela y Luis Enrique Cárdenas Torres.
Hoy lo recordaré tarareando los tangos de Gardel que tanto le gustaban, las rancheras de Jorge Negrete y Pedro Infante, los Valses de Los Embajadores Criollos, los boleros de Lucho Barrios, entre otras joyas musicales. ¡¡¡Saludo Celestial "Capitán de los 7 Mares"!!! Dicha eterna en el paraíso espiritual de Jehová.
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