Uno de los factores que contribuyen al problema de la corrupción generalizada en la política peruana, es el premeditado y concertado ensamblaje de tinterilladas que se elaboran desde los tres poderes del Estado: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Por eso es que, entre ellos se protegen, se blindan para cometer todo tipo de trapacerías que afectan y agravian a los 30 millones de peruanos y no pasa nada. A ello obedece que en el país reine la desvergonzada impunidad.
Así lo demuestra el hecho, que todos los gobiernos que se han turnado durante nuestra vida republicana, sin excepción, se han envuelto en sonoros y flagrantes casos de corrupción. Lo más reciente son los casos putrefactos que "adornan" a los gobiernos de Alberto Fujimori Fujimori, Alan García Pérez, Alejandro Toledo Manrique y Ollanta Humala Tasso. Hechos que desprestigian la imagen del Perú ante los ojos del mundo.
Sin embargo, parece que se comienza a vislumbrar una luz al final del oscuro túnel de la impunidad. La decisión tomada por el juez Concepción Carhuancho (S.E.Ú.O) podría ser el hilo que comience a soltar y romper la madeja de la corrupción en los más altos niveles del Estado Peruano. Ojalá comience a ser cierta tanta belleza. Ojalá, que los gobernantes de turno aprendan la lección, que la sensualidad del poder termina con la soledad del poder, como lo viven por estos días el sátrapa Alberto Fujimori y Ollanta Humala.
Por lo demás, todos los Poderes del Estado necesitan reivindicarse con el pueblo peruano.
Patética imagen de la soledad del poder:Ollanta Humala y Nadine Heredia rumbo a prisión.
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