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viernes, 20 de marzo de 2020

"MARINGÁ", EL LIDER DE LA FAMILIA CARDENAS TORRES

Escribe: Víctor Hugo Cárdenas Torres
Hoy 20 de Marzo del 2020, se cumplen 69 años del natalicio de mi inolvidable hermano LUIS MIGUEL CARDENAS TORRES, fecha que llevó grabada en el alma, en mi mente y en mi corazón. "Maringá", fue su cariñoso apodo familiar y nombre de batalla en el barrio.
Fue mi hermano mayor, nos criamos como "gemelos" en el barrio bravo de "El Tigre", en la periferia de la capital provincial de Chincha, donde mayores y menores dirimíamos nuestras naturales diferencias a "puño limpio", nadie arrugaba. En ese ambiente de modernos gladiadores, imperaba la figura mi hermano "Maringá", siempre triunfador en todas las contiendas. Pero su nobleza era también enorme, después de cada batalla le extendía la mano al perdedor, lo consolaba y se hacía gran amigo del vencido.
Un día me dijo:"No me pidas que te defienda, salvo que sea estrictamente necesario. Yo te voy a enseñar los secretos de la lucha para que aprendas a defenderte solo". Efectivamente, sus enseñanzas me sirvieron para enfrentarme con éxito a jovenzuelos mucho mayor y de más contextura física que yo. Luego me diría:"Me siento orgulloso de ti, porque no te dejas pisar el poncho"
"Maringá" fue el hermano mayor de 13 hermanos de padre y madre, éramos los engreídos de mi abuelo paterno José Miguel Cárdenas Valencia, a quién también nosotros-recíprocamente-  queríamos como a un padre. La gran diferencia que hubo entre nosotros fue que "Maringá" no era devoto de los estudios, prefirió sumarse al equipo de trabajo de mi padre Pablo Miguel Cárdenas Huamán, mientras yo me dediqué a estudiar con total dedicación en mi alma mater  la G.U.E."José Pardo y Barreda" de Chincha.
En ese trajín, "Maringá" fue con mi padre a residir en Cañete, donde se encumbraron como los más grandes Acopiadores de Algodón "Tanguis", siendo mi hermano el artífice de los grandes logros económicos que alcanzaron.
Como, en toda historia, no todo es color de rosa. Un día cualquiera, "Maringá" ganado por su ímpetu, desafió a los estibadores que cargaban la flota de camiones de mi padre, a ver quien cargaba mayor peso en algodón y cuántos viajes hacían hasta la carrocería del camión. Todo iba de maravilla, "Maringá" les llevaba larga ventaja a sus oponentes, hasta que ganado por el ego, subió la escalera caminando en retroceso, cayó pesadamente al piso y se levantó raudamente sin mostrar gestos de dolor alguno.
Caminaba normal, al rato un anciano vecino que había visto el accidente le recomendó que "se sobe" kerosene en la parte afectada, así lo hizo y dio por terminado el episodio.Pasaron los días y los meses sin novedades, hasta que un día "Maringá" comenzó a sentir cierto dolor en la rodilla que se había golpeado, no le hizo caso hasta que llegó el momento en que el dolor le impedía caminar.
Fue entonces en que mi padre lo llevó a un chequeo médico rutinario. Luego de un exhaustivo chequeo el galeno le dice a mi papá que "Maringá" tenía un bulto negro en la rodilla y por tanto debía llevarlo con urgencia al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas de Lima (INEN). Luego de los exámenes de rigor los médicos del INEN le dieron a mi padre la más ingrata y triste noticia de su vida y la de nosotros sus familiares:"Maringá" tenía un tumor canceroso en la rodilla que ameritaba la amputación completa de toda su pierna izquierda, según dijeron para que el cáncer no salte a la parte superior del cuerpo.
Allí comenzó el vía crucis de toda la familia. Luego de la operación que se produjo en el mes de Agosto de 1,966, "Maringá" volvió a nuestra casa de Barrio "El Tigre". En las noches nos sentamos a conversar mientras los vecinos jugaban en el camino la tradicional "escondida". Al verlos corretear, mi hermano lloraba desconsoladamente porque él ya no podía hacer lo mismo. Yo lo consolaba diciéndole que mi papá nos había confidenciado que le iba a comprar un carro Volkswagen para que se dedique a pasear y apoyar en el negocio.
Todo parecía volver a la feliz normalidad, hasta que al finalizar Diciembre de dicho año, en vísperas de Navidad "Maringá" se sintió muy mal, por lo que fue llevado de Emergencia al INEN, donde los médicos le dieron a mi padre la infausta noticia de que el cáncer se había generalizado y a mi hermano "Maringá" le quedaban pocos días de vida, por tanto, recomendaron trasladarlo al Hospital San José de Chincha a esperar el desenlace final.
En plena noche navideña, mientras la plaza de armas chinchana era copada por la población, mi hermano retornaba para ser internado en el referido nosocomio. Los días que se sucedieron realmente fueron dramáticos para toda la familia, nadie aceptaba lo que estaba ocurriendo. El 6 de Enero de 1,967, "Maringá" me llamó a su lado y con incontenible llanto me pidió que le jure que yo iba a asumir con todo decisión y responsabilidad ser el nuevo hijo mayor de la familia Cárdenas Torres, y, que defendiera de ser posible con mi vida misma, el bienestar de nuestra querida madre Irene Graciela Torres Díaz y de nuestros hermanos menores. Al día siguiente, 7 de Enero del año 1,967, "Maringá" partió al viaje sin retorno, dejando en la familia un vacío que nunca se llenará. En aquella funesta fecha,sus restos mortales fueron sepultados en el Cementerio General de Chincha, donde reposaron por 50 largos años, hasta que hace 3 años, por acuerdo familiar, lo trasladamos al Cementerio General de Imperial-Cañete, donde duerme el sueño eterno a pocos metros de todos los miembros de la familia Cárdenas Torres que nos han adelantado en el camino a la posteridad.
Hoy, 20 de Marzo del 2020, como le decía en los felices años 60, le reitero:"Maringá", siempre serás el lider de la familia Cárdenas Torres". Abrazo eterno hermano, siempre estarás en mi mente y en mi corazón.
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