¡¡¡Alto!!! A quienes le
hacen “perradas” al pueblo cañetano.
*Impresentables
se sienten ¡intocables” como explotadores de oscuros medios de comunicación.
Escribe: Víctor Hugo Cárdenas Torres
Tal como lo señalamos en el
editorial del periódico¡¡¡ ÚLTIMO MINUTO!!! del presente mes de Setiembre, la
mayoría de los Medios de Comunicación de la Provincia de Cañete, han sido, literalmente hablando, secuestrados
por personajes impresentables que tienen
como protervos fines, manipular y explotar el destino de nuestros pueblos a
través del chantaje a oscuras autoridades que gobiernan nuestros municipios y
gobierno regional.
El hecho de explotar diversos medios de comunicación, les hace creer que son
intocables, que todo el mundo tiene que silenciar sus fechorías, por temor a
ser criticados y vilipendiados a través de sus repelentes micrófonos.
En nuestro caso particular,
ducho en la irrestricta lucha contra todo tipo de opresores del pueblo, no
tenemos rabo de paja, para decirles sus sucias verdades, de frente y sin
vacilaciones. Para nosotros no existen “vacas sagradas” ni alguien “intocable”,
aún con todo el poder –mal venido- que ostenten.
Lamentablemente, hay supinos ignorantes,
analfabetos, que, por el solo hecho de explotar medios de comunicación se creen
“dueños” de la opinión pública. Si resucitara Miguel de Cervantes Saavedra, se volvería a morir, de vergüenza, al
ver como hay iletrados que atropellan
impúdicamente el idioma castellano.
Obviamente, que ello no
solamente denigra la imagen de la cultura del pueblo cañetano, sino que produce vergüenza ajena a todos los cañetanos,
porque estos sujetos no expresan el
auténtico nivel cultural de nuestra amada “patria chica” llamada Cañete.
La riqueza del ser humano
no lo constituyen los bienes materiales,
mal obtenidos, del robo al pueblo, las demostraciones de riquezas mal venidas, simbolizan la verdadera catadura
moral de quienes la ostentan. Por ello, saltan hasta el cielo cuando se les
coloca el dedo en la llaga putrefacta.
Quienes no estamos
alineados a ninguna posición maquiavélica, ni delincuencial, mantenemos nuestra
línea principista en el ejercicio de nuestra noble labor periodística,
interpretando las voces de las mayorías sin voz. Esta es nuestra única razón de
ser.
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