¡¡¡GRACIAS!!! POR DEVOLVERME LA SONRISA
Escribe: Víctor Hugo Cárdenas Torres
Desde aquel aciago 25 de Febrero del año
1,990, en que mi pequeña hijita Cecilia Cárdenas Pachas (CCP), repentinamente
dejó de existir, como consecuencia de un criminal tratamiento médico, en el
mismo día de mi cumpleaños, el Sol dejó de alumbrar mi inconsolable alma, la
vida dejó de tener sentido para mi. En los años siguientes, deseaba compulsivamente, que el calendario anual no
contemplara el mes de febrero, por ser
sumamente lacerante y doloroso.
Sinceramente, creí que el mundo no sería
igual desde aquella tragedia familiar. Sin embargo, el tiempo que es el mejor
juez de las cosas y el refugio en la sagrada Biblia, se encargaron de ir
cicatrizando la imborrable herida. Ayer 25 de febrero, a primera hora, como
cada año, fui con mi enamorada Ulda Elizabeth a depositar un fragancioso ramo
de flores en la tumba de nuestra inolvidable hijita.
Después de 24 años, desde aquel traumático episodio, ayer volví
sonreírle a la vida, gracias al inconmensurable amor de mi enamorada Ulda
Elizabeth, del invalorable cariño de mis hijos, del incomparable cariño de mis
nietos, de los gestos fraternos de mis hermanos. y, de las inmerecidas muestras
de aprecio de mis amigos de siempre, del fraternal saludo de calificados colegas periodistas, gracias infinitas
a todos ustedes por devolverme la fe y esperanza en un nuevo amanecer.
De manera especial, mi profunda gratitud
a mi compadre y hermano mayor del periodismo nacional, Antonio Llerena Marotti,
quién, como cada año, viaja especialmente a Cañete para saludarme. A mi amigo
de históricas jornadas de lucha social, Carlos Salazar Pasache, co-fundador del
SUTEP nacional; a mí dilecto amigo, Wieliche Vicente Alva, impulsor de la
Universidad Nacional del Callao- Sede Cañete; a mi compadre Edilberto Chumpitàz
Luyo, importante figura del foro peruano; al catedrático universitario Benito
Cervantes Quiroz; a mi compadre del alma, Santiago Cubillas Albino de RPP y
Diario El Comercio; a mi gran amigo Juan Luyo Sánchez, economista de renombre
nacional; a mi amigo Freddy Torres, residente en EE.UU. de visita en Imperial;
a mi fisioterapeuta Eliana Salas Hito; a mi amiga Yusi Canales, entre otros
personajes que honraron mi modesto hogar. A todos los amigos que me abrumaron
con sus innumerables saludos por las redes sociales, mi plena gratitud.
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