Cuando se elige autoridades siguiendo impulsos simplistas como: Dejarse llevar por el estado de ánimo del momento, creyendo infantilmente en "salvadores"de varitas mágicas, creyendo ingenuamente en mágicos lemas de campaña electoral, cayendo incautamente en trillados cantos de sirena, cuando no se tiene conciencia de que el voto es un derecho pero también es una responsabilidad con el pueblo y con el país, el resultado es lo que tenemos como autoridades nacionales, regionales y municipales en todo el territorio peruano. No son las autoridades que el pueblo se merece, son autoridades elegidas libre y democráticamente por un sector de irresponsables electores que, cada 4 y 5 años respectivamente, condenan a todo el pueblo peruano, a padecer del desgobierno, del clientelaje politiquero en los cargos estratégicos de la administración pública, del negociado de leyes en el parlamento, de la incontenible corrupción en el manejo de los dineros del Estado, lacras que se repiten impunemente en los niveles de gobiernos regionales y municipales.
Por otro lado, el errático electorado, impulsor de gobernantes ineptos, ha mal interpretado el pensamiento de Manuel Gonzáles Prada al inmortalizar la frase:"Los jóvenes al poder, los viejos a la tumba".Especialmente en los gobiernos municipales, se eligieron casi en un 100%, a gobernantes: alcalde y regidores jóvenes, en la falsa creencia de que solamente el ímpetu juvenil bastaba para revolucionar el desarrollo de sus pueblos.
Sin embargo, con el paso de los días, las jóvenes autoridades se han revelado como más de lo mismo de lo que hacían anteriormente los mayores que se turnaron en el gobierno, aumentados y "mejorados" en el manejo doloso de la cosa pública.
No queda otra que esperar las elecciones regionales y municipales del 2018 y las generales del 20121, para comprobar si ese electorado errático que elige a cualquiera como autoridad, toma conciencia y asume su rol con responsabilidad histórica.
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