Iniciar el año nuevo 2013, significa un momento propicio para reafirmar nuestra convicción principista de un ejercicio del Periodismo como auténtica docencia en la formación de Opinión Pública.
No concebimos un ejercicio periodístico procaz,striptisero,iletrado.Mucho menos,el mal uso de Medios de Comunicación para cometer actos delictivos como el vil chantaje, la extorsión, el sicariato y otras prácticas miserables que denigran la noble actividad periodística.
Siempre es oportuno el deslinde con la anti-prensa y sus anti-valores. Felizmente en cada pueblo de nuestra patria aún hay Reserva Moral del genuino ejercicio periodístico que, sin llegar a ser inmaculados respetan y practican los auténticos principios éticos de la Comunicación Social.
También, es bueno recalcar que; para que exista un periodismo chantajista, existen ciertas autoridades, funcionarios públicos y privados, de todos los niveles que, se someten a flagrantes extorsiones para silenciar acciones nada santas.Por ello, mientras existan esos nefastos aliados, se seguirán conociendo casos de "mermeleros" y "mermeleados".
Al abordar este peliagudo tema mucha gente me pregunta: "Y, ¿que hacen los gremios periodísticos como la Federación de Periodistas del Perú(FPP),la Asociación Nacional de Periodistas(ANP), el Colegio de Periodistas del Perú (CPP),etc. para poner alto a tan delicuencial situación?
La respuesta es obvia y categórica. Por un lado, el 90% de los periodistas en actividad en las provincias de Cañete y Yauyos no están agremiados a ningúna institución periodística de nivel nacional.Por tanto, no pueden ser sometidos a los Tribunales de Honor de dichos gremios. Otros, que alguna vez pertenecieron a uno de los gremios periodísticos han renunciado para no ser sometidos a los códigos éticos y, así cometer todo tipo de fechorías, sin tener que rendir cuentas ante nadie.
Frente a esta patética realidad, hay una sola alternativa para las personas que son amenazadas de chantajes y/o extorsión por parte de los "marcas" infiltrados en el periodismo. Hay que Querellarlos ante el Poder Judicial, obviamente con las pruebas contundentes, para que esos malos elementos sean sancionados con los instrumentos que provee la ley.
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